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dissabte, 15 de desembre del 2018

El potlatch durante el bronce final Destrucción de riqueza en depósitos

El potlatch durante el bronce final
Destrucción de riqueza en depósitos

El presente trabajo presenta una discrepancia, que no es la primera, pero todavía forma parte de la minoría que defiende que el potlatch del noroeste americano no guarda relación con la destrucción de riqueza que se dio en la Edad del Bronce en Europa. Es evidente que la tradición que defiende dicha relación no se basa en difusión, sino que desde un punto de vista antropológico se ha determinado que ambos casos reflejan un aspecto de la naturaleza humana, que es la destrucción como forma de ostentación con la finalidad de conseguir o mantener una jerarquía social.

Con dicha finalidad es pertinente fijar el original significado de dicha palabra, por lo que hemos de explicar su historia. “El término “potlatch”, de la lengua franca chinook, lengua comercial a fines del siglo XVIII, de la costa noroeste del Pacífico (América del Norte), significa “don” o “dar” en un contexto ceremonial” (Bonte e Izard, 1996). No obstante este descubrimiento por parte de la cultura occidental lo debemos a Franz Boas que introdujo esta palabra en la antropología y con el curso del tiempo devino en una palabra de amplio espectro, que es precisamente lo que se pretende cuestionar.
El primero en dar una explicación del sentido del polatch en la cultura chinook fue Marcel Mauss en el “Ensayo sobre el don” en el que dice: “Todo está mezclado, todo lo que constituye la vida social de las sociedades que precedieron a las nuestras, hasta las de la protohistoria. En esos fenómenos sociales “totales”, como proponemos llamarlos, se expresa a la vez y de un golpe todo tipo de instituciones religiosas, jurídicas y morales –que, al mismo tiempo, son políticas y familiares-; económicas – éstas suponen formas particulares de la producción y el consumo o, más bien, de la prestación y la distribución-; sin contar los fenómenos estéticos a los que conducen esos hechos y los fenómenos morfológicos que manifiestan tales instituciones.” (Maus, 2009).
De esta interpretación consideramos el potlatch un protocolo que fue asumido por la sociedad que lo legitimó.
No obstante creemos interesante presentar el resumen del potlatch de un sitio de internet que pertenece a la cultura que le ha dado origen, es decir, National Museum of the American Indian:
PURPOSES OF THE POTLATCH 
  • To publicly recognize class structure and status 
—  To pass on a family’s rights and privileges or inheritance. Such rights include: 
• Rights to land, property, fishing holes, berry patches, hunting grounds, and beach fronts. 
• The right to specific dances, songs, stories, and the right to display animal crest designs of a family’s clan. 
• The right to wear, use, and display certain regalia and objects that indicate leadership: hats, blankets, dance aprons, carved benches, shield-shaped copper plaques, masks, painted housefronts, and carved posts. 
  • To celebrate marriages, the naming of babies, and the passing on of chief titles, names held within a family, and names that indicate leadership 
  • To honor important people who have passed on 
  • To comfort those who have lost a loved one 
  • To celebrate the opening of ceremonial bighouses and raising of carved poles 
  • To recognize the lineage of a family and renew the community’s ties to the ancestors 
  • To celebrate the people’s relationship to the animal spirits and to give thanks 
  • To restore one’s reputatio

No obstante, en lo que concierne al trabajo que nos ocupa, si las primeras palabras del texto de Mauss sirven para situar al lector sobre el potlatch hemos de analizar el aspecto que ha protagonizado el citado amplio espectro: “Pero lo notable de estas tribus es el principio de rivalidad y del antagonismo que domina todas estas prácticas” y que “se llega hasta la destrucción puramente suntuaria de las riquezas acumuladas para eclipsar,  al jefe rival. Existe una prestación total porque es todo el clan el que contrae un contrato para todos … Pero esa prestación reviste para el jefe un carácter agonístico … es una lucha de los nobles para determinar una jerarquía … de la que se beneficia el clan … Proponemos reservar el nombre de potlatch para esa clase de institución … y con mayor precisión … prestacion es sociales de tipo agonístico.” Esta propuesta de Mauss es la causante del amplio espectro al haber sido aceptada por la comunidad de arqueólogos durante los últimos años.
No obstante el concepto Destrucción de riqueza ha hecho fortuna porque como señala Mauss no sólo se da en América del Norte, sino en “Melanesia, Papúa y otros”. Es también ilustrativo que en que en 1917 en el potlatch celebrado en Fort Rubert, Columbia Británica, que tal derroche y destrucción de riquezas que se quemaron casas (Francisco Javier Luengo Gutiñerrez, 2016). 
Entendemos que más pronto o más tarde tenía que ser contestada la mencionada propuesta. En este sentido cobra importancia y significado la reflexión: “In this brave new era of far-probing interpretation, yet underdeveloped midlle-range theory, it was perhaps natural to grab at ready-built ethnographic models that could be held to satisfy the observation made in archaeology and thereby offer systemic interpretation appropriate to pre-state societies” (Needham, 2001). 
En los años setenta la llamada “nueva arqueología” cuestionó el argumentario de los anticuarios respecto a los depósitos de riqueza, de forma que hicieron fortuna conceptos como “detrucción de riqueza” y “consumo competitivo”, aspectos que efectivamente se dan en la fiesta y banquete de potlatch, mientras que la destrucción de riqueza es un concepto bastante aleatorio, por ello Needham cita a la arqueóloga Helle Vandkilde en los términos siguientes: “The utility of the potlatch analogy has only recently been challenged in a work by Vandkilde (1996: 39), which serves as a plea to archaeology to turn back to more empirical study and thereby specify the more particular and local circumstances of deposition.” (Needham, 2001).
En lo referente a la analogía entre el potlatch y el uso de los depósitos de riqueza Needham señala que la arqueología reconoce teóricamente que los objetos pueden ser retirados del depósito pero la arqueología lo entiende al contrario. “This is a natural sequence of dealing with the tangible archaeological evidence, which can record the final passage as use-to-burial, or use-to-abandonment.” El hecho significativo es que la arqueóloga Vandkilde cuestiona claramente lo que llamamos el amplio espectro que le dan los arqueólogos al potlatch.
El estado de la cuestión es que por un lado hay un sector de la arqueología con la creencia de que todos los depósitos son para ritual en una determinada región y con carácter de permanencia, mientras que el otro sector defiende que todos los depósitos pueden explicarse en terminos de custodia temporal.
Quien ha estudiado 342 depósitos de riqueza en de la Edad del Bronce nórdico nos dice: “Although most of the hoards lack this kind of setting, it is clear that they are sets of objects deposited at one time (it is, in fact, possible that more hoards were deposited in pots or wrappings, but their fortuitous discovery and nonprofessional excavatory have caused these date to be lost). The hoards have been variously interpreted as religious offerings, merchants’ wealth, scrap metal collections, and personal belongings hidden away in time of danger …” (Janet E. Levy, 1981). Vemos que dice que la deposición se hizo una vez, pero Needham cuestiona esta proposición pues quien utiliza el depósito como caja de seguridad el depósito puede ser abierto más de una vez. Por otra parte, Levy, en el mismo texto nos dice que una de las condiciones para que el depósito se considere para ritual es que lugar sea húmedo. En el texto de Needham leemos, sin embargo, “Larsson (1986) criticizes Levy’s contrast between dry-land utilitarian and wet-place ritual deposits, noting that the respective artefact assemblages are not as markedly different as claimed.” Creemos que son muchas las evidencias que los depósitos húmedos tienen un marcado carácter ritual. Aspecto que se refleja en deposiciones en las desembocaduras al mar, ríos, lagos y humedales. Como caso espléndido de ritual en humedad es el que tratamos a continuación, que no es propiamente un depósito, pero hace la misma función.
En el estudio detallado sobre el significado de la Ría de Huelva entendemos que se cumplen las condiciones generales de Levy para clasificarlo como un depósito de riqueza ritual. Marisa Ruiz-Gálvez precisa “Es cierto que muchos objetos, espadas y cascos en especial, aparecieron rotos. Esto podría responder al tratamiento del objeto como chatarra. Pero no es la única posible explicación. Otra es que hubieran sido inutilizadas voluntariamente, con el fin de impedir su reutilización” (1995). En el mismo texto se parafrasea a Mauss en el sentido que estos objetos tienen Mauss y que según Rowlands no deben caer en manos extrañas. 
Citamos nuevamente del texto de Ruiz-Gálvez: “Además, interpretar Ría de Huelva como ofrenda votiva, sea o no funeraria, tiene sentido. Como ha señalado reiteradamente Bradley (1982, 1988 y 1990), la amortización de riqueza en actos públicos, como funerales, pero también con motivo de otro tipo de rituales de paso como los de iniciación, sucesión al oficio…, etc., constituye potlatch, una exhibición de riqueza y poder por parte de un individuo, una familia o un linaje. Es un acto de propaganda política. Pero también tiene un aspecto económico. Porque la retirada de la circulación de determinados objeto de valor social, mantiene su escasez e impide su depreciación.”
Esta última finalidad la encontramos también en los depósitos incas en los que el rey tenía grandes cantidades de textiles y oro, que reunía como tributo y que era también una riqueza amortizada que por estar también retirados de la circulación, aumentaba la escasez por estar fuera del mercado (Murra, 2007). No obstante en este caso no hemos visto referencia alguna a la destrucción de riqueza, sino todo lo contrario, los depósitos incas también eran una seguridad en caso de escasez, aunque ya había para esta finalidad, el rey era libre para decidir en casos excepcionales. 
Nuevamente nos permitimos cuestionar unas palabras de Marisa Ruiz-Galvez casi al final de su gran estudio sobre la Ría de Huelva, pues quien realiza este trabajo sabe la distancia intelectual y de sabiduría respecto a dicha arqueóloga. M. R.-G.: …”la organización política parece basada en la creación de alianzas entre territorios – política de intercambio de mujeres visible en las estelas diademadas y en los torques Sagrajas/Berzocana –el control de los intercambios – que explica la localización de espadas en vados y deltas – y en la política de regalos – que explica igualmente, potlatch como el de la Ría-. Por eso creo que encaja en un modelo económico típicamente substantivista.” (Ruiz-Gálvez, 1995). Tenemos la impresión que siguiendo lo que se dice del potlatch, es decir, derroche y consumo para regalar a los que tienen poder pero no el suficiente para ser jefe, con la debida ostentación para ser más que sus competidores, un evento cargado de condiciones en el que se mezclan las pasiones y debilidades, pues como escribió Marcel Maus “todo está mezclado”, por lo que la conclusión de Ruiz Gálvez y de tantos otros parece más bien un recurso que suple el silencio de la aqueología.
En este sentido tenemos el texto de F. Javier López Cachero sobre la necrópolis de Can Piteu-Can Roqueta en que como el anterior hay un extenso trabajo de contextualización a nivel historiográfico, de economía y sociedad, geográfico y arqueológico. En un capítulo sobre los big men, como hombres fuertes y carismáticos aborda el tema que nos ocupa como sigue: “Dins d’aquesta funció representativa també es pot desenvolupar basada en la celebració de certs rituals, com els polatches i la donació de regals (béns de consum i de prestigi) que obre les portes de les negociacions, estableix lligams de dependència i dóna prestigi al grup –i especialment al seu líder. No obstante això, no té perquè produir-se necessàriament un increment del seu nivell de vida respecte al de la resta d’individus que en formen la comunitat. (López Cachero, 2006).
Si en la prehistoria hay dos edades de metales es por su especial trascendencia en la humanidad. Las personas que participaron y vivieron la Edad del Bronce, aunque fuera de una manera indirecta, tuvieron una percepción de algo nuevo que se había hecho con la aleación de cobre y estaño o arsénico. Esta percepción debió dar lugar a una nueva cosmovisión. El bronce nacía cargado de simbolismo, un simbolismo que no se ha podido determinar, pero que mezclando dos substancias se obtenga una nueva debió resultar como mágico tres mil años atrás y el fundidor que con su técnica producía una espada debió de ser una persona con un poder especial. Este carácter especial que tuvo el bronce debió influir en el momento de poner artefactos en un depósito de riqueza o en un ajuar funerario, por ello “As has already been suggested, the depositional practices relating to hoards may have consisted of far more meaningful acts than just the laying down of bronzes”, con ello pretendemos demostrar que no estamos tratando únicamente de riquezas, sino de un elevado contenido simbólico que hoy es dificil o imposible de percibir. (Mattheus, 2008).
Josep Gallart i Fernández es autor de un trabajo sobre un depósito de bronces en Llavorsí y del que Marisa Ruiz Gálvez nos dice: “Este es, a mi juicio por su contenido – armas, adornos y útiles –y por la morfología foránea de algunas de las piezas, un típico depósito de chatarra, de mercancía.” (Ruiz-Gálvez, 1995). En cuanto al motivo de este depósito el propio autor afirma que no se sabe y manifiesta su extrañeza al no haber en la zona ocupación humana. “… sembla clar que es tracta d’un conjunt d’objectes fora d’ús, portats per metal.lúrgics ambulants i per tant destinats a la fosa, o portats per comerciants per a ésser utilitzats per l’intercanvi. Tant en un cas com en l’altre creiem que la seva destinació darrera seria la fosa.” (Gallart, 1991). La mención de este depósito en el capítulo sobre la Ría de Huelva nos hizo pensar que Gallart haría alguna referencia sobre el potlatch, sin embargo, nos encontramos con un depósito que podríamos considerar de seguridad o de carácter especulativo. También nos dice del talante libre que debieron tener los que dominaban la técnica de la aleación, que sin ser una clase dirigente tenían autonomía para decidir sobre su actividad. Este ejemplo permite confirmar la jerarquía intelectual que debieron tener los que dominaban la técnica de la aleación como explica Mattheus.
En las últimas décadas se han publicado muchos libros que se acercan a las teorías de Thomas Hobbes en el sentido que la humanidad siempre ha sido violenta y caótica. En este terreno lo que esdeterminante es el armamento. No cabe duda que las primeras armas fueron utilizadas para la caza, pero pronto se produjo la sintonía de que el mejor cazador es el mejor guerrero, por lo que un prestigioso cazador es también un guerrer de prestigio. Como ejemplo significativo tenemos la daga de bronce de la tumba IV de Micenas. Una ciudad cuya puertas acceso estaba protegida por dos leones esculpidos en piedra. El león es el símbolo de la violencia y fuerza humanas. pastedGraphic.png
No debe de sorprender que en las tumbas de los jefes de todo el mundo hay armas, la espada como la más común, pues la categoría del arma refleja la categoría social, sin olvidar la percepción sobrenatural que tuvo la aleación en la Edad del Bronce. 
Precisamente por esta misma razón resulta interesante el vuelco que da la arqueóloga danesa Helle Vandkilde sobre el potlatch en un artículo sobre guerra, armas y arqueología: “This tradition of ritually deposing weapons and other valuables commenced in the first farming communities but grew over in significance and likely became linked to beliefs in otherworldly existences. This specific ritual practice has explained with reference to several overall purposes: rites of passage, gifts to the gods, and “polatches” to promote the importance of particular persons or social institutions and to legitimize or question power authority. Among the Northwest Coast Indians, potlatch rituals only became truly elaborate when the Canadian government prohibited warfare, hence potlatch in this case became a substitute for waging war.” (Vandkilde, 2015). Creemos que con estas últimas palabras resulta evidente que el concepto tradicional de potlatch ha sido alterado a nivel de la Edad del Bronce en Europa y no puede darse por hecho cuando la arqueología se enfrenta a un depósito con bronces.

BIBLIOGRAFÍA (POR ORDEN DE MENCIÓN)
Diccionario Akal de Etnología y Antropología
Pierre Bonte y Michael Izard
Ediciones Akal, Madrid 1996.

Ensayo sobre el don - Forma y función del intercambio en las sociedades arcaicas. Obra de Marcel Mauss. Estudio preliminar y edición por Fernando Giobellina Brumana. Katz Editores, Marid 2009
National Museum of the American Indian                                                     http://nmai.si.edu/sites/1/files/pdf/education/Kwak_Poster_TG.pdf

Los orígenes de la jerarquización social (II): propuestas actuales, artículo editado por Francisco Javier Luengo Gutiñerrez. Témpora, Magzine de Historia. Sevilla 2016      ISSN: 2386-2739
When expediency broaches ritual intention: The flow of metal between systemic and buried domains, artículo de Stuart Niedham. Royal Anthropological Institute of Great Britain and Ireland. 2001
Janet E. Levy (1981), Social and Religious Organization in Bronze Age Denmark – An Analysis of Ritual Hoards Finds (Oxford: British Archaeological Reports)
El significado de la Ría de Huelva en el contexto de las relaciones de intercambio y de las producidas en la transición bronce final/edad del hierro, artículo de Marisa Ruiz-Gálvez Priego, en
Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) / La precolonización a debate
S. Celestino, N. Rafel y X.L. Artmada (editores)
Consejo Superior de Ivestigaciones Científicas
Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma
Madrid 2008

La organización económica del Estado Inca, John V. Murra. Siglo XXI Editores, Madrid, 2007.

Aproximació a la societat durant el bronze final i la primera edat del ferro. El cas de la necròpolis de Can Piteu-Can Roqueta (Sabadell, Vallès Occidental, Barcelona), artículo de F. Javier López Cachero.
Societat Catalana d’Arqueologia, Barcelona, 2006.

Steven Matthews (2008)  “Other than bronze: Substances and incorporation in Danish Bronze Age Hoards”  a Hoards from the Neolithinc to the Metal Ages. Technical and codified practices de la “Session of the Xth Annual Meeting of the European Association of Archaeologists” (Oxford, BAR International Series 1758, Edited by Caroline Hamon & Benedicte Quilliec) 

Un dipòsit de bronzes a Llovorsí (Pallars Subirà)
Josep Gallart i Fernández

Conflict and war, Archaeology of: Weapons and Artifacts
Helle Vandkilde, Institute of Culture and Society, Aarhus University, Hoejbjerg, Denmark, 2015


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA, NO CITADA
ni utilizada, pero interesante


La novia vendida: orfebrería,herencia y agricultura en la protohistoria de la península ibérica, artículo de Marisa Ruiz-Gálvez Priego.

The Destruction of Wealth in Later Prehistory, artículo de Richard Bradley. Editado por Man. New Series, Mar., 1982
The Atlantic Iberia: A Threshold Between East and West, artículo de Marisa Ruiz-Gálvez. Universidad de Burgos, Fundación Atapuerca, 
The 19th-Century Tlingit Potlatch: A New Perspective. Blackwell Publishing, artículo de Sergei Kan.American Anthropological Association, 1986

El castigo en la Península Ibérica Prerromana: Regitro de documentación, análisis y perspectivas de investigación, artículo de Antonio Gómez Rincón. Trabajo de Fin de Master. 2013

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